EL JARDÍN DE ACADEMO

Winifred Lamb (1894-1963), arqueóloga.

Atque inter silvas Academi quaerere verum

(Horacio, Epistulae II, 2, 45)

Buscar la verdad en los bosques de Academo

Decía Horacio que había tenido suerte de ser educado en Roma y de haber podido conocer a los griegos leyendo a Homero, aunque fue Atenas la que aumentó su sabiduría, enseñándole a distinguir lo bueno de lo malo y a encontrar la verdad en los bosques de Academo.

Academia de Platón (Atenas)

Antes, mucho antes de que Helena se fugase con Paris y se armase la de Troya, el rey Teseo de Atenas, ya viudo y en edad madura, raptó a Helena cuando la niña tenía doce años. La escondió en Afidnas.

Teseo rapta a Helena

Los Dióscuros, hermanos de Helena, se dispusieron a vengar la afrenta y amenazaron con destruir Atenas.

Academo reveló a Cástor y Pólux el escondite de su hermana y salvó la ciudad de la ira de los gemelos divinos.

Foto Maite Jiménez. Junio 2025

En un bosque cerca de Atenas, consagrado a Atenea, a los Dióscuros y a Academo, chopos, abedules y olivos dan sombra a los paseantes.

El río Cefiso proporciona al paraje el encanto de un locus amoenus que invita al pensamiento.

Rafael, La escuela de Atenas

Filosofía, retórica y matemáticas avanzadas eran los pilares de la educación en la adolescencia de los jóvenes atenienses. Estas disciplinas exigen esfuerzo y tiempo, no se adquieren en unos meses. Constituyen la base de la formación de un ciudadano libre: aprender a razonar, a reflexionar, crear una imagen del mundo, expresarse con corrección para dialogar, discutir y convencer.

Los jóvenes varones de clase alta que paseaban con Platón en su Academia perseguían el desarrollo intelectual a través de la literatura, la dialéctica, la música y la geometría.

La convivencia con los maestros forjaba el carácter de los futuros ciudadanos, alimentaba su pensamiento crítico. En los momentos peripatéticos en las riberas del Cefiso discutían sobre la inmortalidad del alma. No se olvidarían de ejercitar sus cuerpos:

Gymnasium.

Con la premisa del καλὸς κἀγαθός, la educación debía ser por fuerza integral, holística, para formar ciudadanos introspectivos y reflexivos, capaces de enfrentarse a cualquier situación y hábiles en el desempeño de sus obligaciones.

Jinete Rampin

Dos mil quinientos años después, el jardín de Academo está abandonado.

Un profesor pasea por el aula. Le han dicho que no debe ser un busto parlante, que debe interactuar con sus estudiantes, que sea también peripatético.

Tendrá suerte si los estudiantes están sentados, mínimamente erguidos, mirándolo. Lo habitual será que mande callar y no le hagan caso, o que alguno lo insulte. Él no deberá amonestar, corre el riesgo de ser denunciado.

Todo lo que había pensado enseñar hoy se ha esfumado. A nadie interesa lo que dice. Nada que ver con los contenidos del Tik-Tok, dónde va a parar. Scroll, scroll, scrollno conviene la reflexión.

Añora la autoridad del profesor. No se entienda mal, que la palabra viene del latín: auctoritas, que tiene que ver con el peso intelectual y moral, con el prestigio y con el respeto. También con el sueldo.

No puede comunicarse con el nutrido grupo de alumnos extranjeros que hay en el aula, porque no conocen el castellano. Además, tiene que hacerse cargo de chicos con necesidades especiales y no está preparado para ello. Porque mucho hablan de la inclusión, pero es una quimera.

Sabe que un ciudadano español tiene derecho por nacimiento al título de la ESO: por tanto, no vale nada. Se lo dan hasta a los suspensos. Además ahora los alumnos obtienen el título de Bachillerato con una asignatura suspensa. Él ha pasado a formar parte de los que aprueban con un 3 o con un 4, los cómplices de este delito educativo.

Es consciente de que tiene que comportarse como mandan los cánones: no impartir todo el currículo, porque los estudiantes nunca serán capaces, quizás porque el esfuerzo no es un valor y los conocimientos no cotizan al alza.

También sabe que los padres de sus alumnos han desarrollado superpoderes. Ahora, hasta saben de programaciones, contenidos, adaptaciones, de metodología y de pedagogía. Vienen con frecuencia a indicarte cómo has de enseñar y cómo has de evaluar.

Le han dicho que los niños ricos van a escuelas donde se enseña y se aprende de verdad. Ellos formarán las elites poderosas del futuro. Los estudiantes de la pública quedarán a la cola del conocimiento y de las oportunidades. Piensa que eso es lo que quieren los gobernantes: masas iletradas, votantes maleables, ausencia de pensamiento crítico.

Cuando se acerca el verano, se disculpa ante sus amigos de que tiene dos meses de vacaciones. Le da vergüenza. Aunque, si lo piensas bien, ¿por qué ellos no se han animado a esta profesión que, según dicen, es un chollo? Bueno, hace falta titulación superior, pero ya no es un impedimento, porque los títulos se regalan.

Mientras, se consuela leyendo a Quintiliano, que, aunque dicen que fue el primer pedagogo, no tiene nada que ver con los que él conoce y con los que trabaja.

A los alumnos solo les recomiendo que amen a sus maestros tanto como a sus estudios y los consideren unos padres, no en el sentido físico, sino en el intelectual. Esta devoción ayudará mucho en los estudios, pues escucharán de buena gana, creerán en sus palabras y desearán parecerse a ellos. En suma, vendrán muy contentos a las clases, no se enfadarán cuando se les corrija, se alegrarán cuando se les alabe y se esforzarán para ser los más queridos. Pues igual que el deber de los maestros es enseñar, el de los alumnos es mostrarse dispuestos a aprender. De lo contrario, una cosa no tiene sentido sin la otra.

(Quintiliano, Institutio Oratoria II, 9, 1-3)

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About Maite Jiménez Pérez

Profesora de Latín y Griego. Traductora.
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3 Responses to EL JARDÍN DE ACADEMO

  1. Avatar de inspiringc359ceebfa inspiringc359ceebfa dice:

    ¡QUÉ RAZÓN, MAITE! Y cuántas ganas de aprender, ahora.

    Ganas de saber, ya he aprendido a valorar el conocimiento en todas las materias, en cualquier materia.

    ¡Qué suerte tenemos de poder leerte! Que suerte que nos recuerdes siempre lo que de verdad importa.

    Gracias por esa mirada a los clásicos

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  2. Una ideología perversa, enemiga del sentido común, lo empapa todo, no sólo la enseñanza. pero cuidado con expresar tu alarma en términos demasiado duros: serás inmediatamente tachado de reaccionario.

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