CELOS AUN DEL AIRE MATAN
Lauren Bacall photographed by Louise Dahl-Wolfe, 1942
Todas con el cabello desparcido
Lloraban a una ninfa delicada,
Cuya vida mostraba que había sido
Antes de tiempo y casi en flor cortada.
Cerca del agua en el lugar florido
Estaba entre las hierbas degollada,
Cual queda el blanco cisne cuando pierde
La dulce vida entre la hierba verde.
(Garcilaso, Égloga III, 225-232)
Piero di Cosimo, Sátiro llora a una ninfa muerta (National Gallery-Londres)
Es posible que en una de sus estancias en Italia como soldado y mensajero del Emperador Carlos V, el poeta Garcilaso de la Vega pudiera haber visto esta tabla de Piero di Cosimo en Florencia. De tal manera, su mito pudo haber ocupado unos cuantos versos de su Égloga III.
En un campo primaveral yace una hermosa NINFA con una herida mortal en el cuello y laceraciones en su cuerpo. Un perro de caza la observa. Un sátiro, criatura lúbrica y deshonesta la llora, lleno de MELANCOLÍA y TERNURA. Al fondo, en un paisaje marino, chapotea un pelícano y otras aves acuáticas.
Ella es PROCRIS, la esposa de CÉFALO.
Cuenta OVIDIO que CÉFALO era aficionado a los bosques y a la caza. Su esposa le había regalado a LÉLAPS, un fiel podenco.
Museum of Fine Arts (Boston)
CÉFALO fue raptado por la AURORA, por el AIRE que con rostro de rosas ocupa la frontera entre el día y la noche.
Él le habla de los abrazos de su reciente esposa, del lecho abandonado. La AURORA lo deja marchar. Pero al llegar a casa, empieza a sospechar de ella, lo invaden los CELOS, instigados por la diosa.
¡Ten a Procris! Pero si mi mente ve el porvenir, querrás no haberla tenido.
(Met. VII, 712-713)
PROCRIS abandona el hogar, las pruebas de fidelidad a las que la somete CÉFALO son insoportables. Entregada a los pasatiempos de Diana, calma su ira y regresa al hogar conyugal. Pero el mal está hecho, nunca su AMOR será igual.
Picasso
CÉFALO vuelve al bosque a cazar. Acalorado por la carrera, desea el AIRE FRESCO:
Brisa, ven, confórtame y entra en mi regazo, deliciosa, y ten la gentileza de aliviar, como sueles hacerlo, los ardores que me tuestan.
(Met. VII, 813ss)
Estas ambiguas palabras son oídas por PROCRIS, que temió un nombre sin cuerpo, como si fuese una rival verdadera.
Peeter Symons, Céfalo y Procris (Museo del Prado-Madrid)
PROCRIS pisa la hojarasca, CÉFALO teme a una fiera. Prepara su lanza, ciego la arroja contra lo que se mueve. El arma atraviesa el pecho de su esposa. Es la muerte de PROCRIS.
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Bellísimo todo. Tengo la obligación de felictarte. Saludos en la nocturnidad y enhorabuena Maite.
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Gracias. Yo te saludo antes del alba. Abrazos
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A tí. Aunque hasta ahora no te conteste, llevo rato levantado. Entre población gallos y población mochuelos; para bien o para mal soy del primer grupo. Saludos por mi parte, con un beso por sello. Que pases un buen día.
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Igualmente para ti. Beso
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Me hace fuerte frente al lunes. Gracias por el beso.
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