50 años sin HERMANN HESSE
EL ALUMNO DE LATÍN
Del enamoramiento al amor
En su biografía Hermann Hesse confiesa : “SERÉ POETA O NADA”. Toda su existencia está jalonada de profundas crisis depresivas, tan agudas algunas que le inclinaron al suicidio: “Quisiera partir como el sol del ocaso”. Fue ingresado en un sanatorio psiquiátrico siendo adolescente. No obstante, murió mientras dormía en su retiro suizo a la edad de 85 años, el 9 de agosto de 1962. Este mes se cumplen 50 años sin él.
Fue un librero apasionado. Lo que comenzó con un oficio se convirtió en un refugio, porque según él los libros compensaron la ausencia de relaciones sociales.
Hermann Hesse es con Thomas Mann y Stefan Zweig uno de los escritores en lengua alemana más sobresalientes del siglo XX.
No obstante su reconocimiento internacional y su Premio Nobel de 1946 no le hicieron ni le hacen tampoco hoy día tan respetable entre sus conciudadanos como otros escritores en lengua alemana. Las opiniones sobre Hesse van desde la más rendida admiración hasta el desdén más absoluto.
Para muchos de nosotros las lecturas de Hesse de la adolescencia y la juventud, nos hicieron descubrir la literatura “adulta”. Fue un privilegio acceder a sus novelas y sus cuentos en tan temprana edad, porque estábamos ante una literatura «de categoría». Hermann Hesse nos sirvió para dar el salto desde la literatura infantil y juvenil a la literatura de los grandes.
HERMANN HESSE también tuvo su particular GRAND TOUR. Cumplió uno de sus grandes sueños: EL VIAJE A ITALIA DE 1901.
Además, su estancia en el cantón suizo le internó en las mismas sensaciones de los grandes viajeros de otros tiempos: la serenidad de la naturaleza, el color, la luz, las montañas y el silencio.
Probablemente para Hesse, su exilio suizo fue una tierra intermedia entre el paisaje romántico alemán y la luz del sur de Europa.
Sus cuadros adornarán esta entrada dedicada al precioso cuento EL ALUMNO DE LATÍN.
Recopilados en una colección, los cuentos de Hermann Hesse fueron escritos a lo largo de toda su vida, pero sobre todo en el retiro del cantón de Tessino, en Suiza, en la Casa Camuzzi en Montagnola donde pasó los últimos años de su vida. Allí también se sumergió en la PINTURA. Lo que al principio era una TERAPIA, pasó a ser una verdadera PASIÓN.
Casa Camuzzi desde la torre
Hoy releemos Der Lateinschüler, EL ALUMNO DE LATÍN. Muchos quieren ver un asunto autobiográfico en este cuento. Lo cierto es que Hesse fue un estudiante aventajado de latín en Göppingen. Nunca lo sabremos. Pero sí podemos decir que este delicioso relato ilustra el universal tópico de la ADOLESCENCIA. Adolescencia significa crecer, y esto es lo que le sucederá al estudiante KARL BAUER en su viaje iniciático hacia la juventud, y el paso de la ensoñación del enamoramiento al descubrimiento del verdadero amor. Se trata de una verdadera EDUCACIÓN SENTIMENTAL
Alumno de las Escuelas de Torresbajas (Valencia) ca. 1961
El joven KARL BAUER de 16 años se va a una pensión lejos de su casa para iniciar su formación en el Gymnasium, su bachillerato. En una habitación soleada en el ático de la casa de los Kusterer, ocupa el tiempo entre sus clases de latín, de griego o de álgebra, con la carpintería, los metales y la cría de bichos. Además Karl toca el violín, un elemento que sirve de hilo conductor en sus relaciones sociales en su nueva residencia.
Vista del Gotthard, 1924
“Nunca le faltaban libros, que pedía prestados a todo el mundo”.
Karl es un niño, que aún no se aburre. Ocupa el tiempo con mil actividades, un aspecto estrechamente ligado a la INFANCIA. Un signo de su crecimiento, y del paso de la infancia a la adolescencia es su CONSTANTE HAMBRE. Rebuscaba en la casa, intentando llevarse a su cuarto tesoros de comida escondidos.
Babett es la criada cómplice, la figura materna siempre presente en la vida de los adolescentes varones. Se dedica a sobrealimentarlo a escondidas, porque reconoce su apetito descontrolado. Entre ambos establecen una señal de hambre: cuando Karl tuviese ganas de comer, que era siempre, subiría las escaleras silbando la canción “Dorado sol del atardecer”. Ella entonces le subiría comida extra.
Tejados de Tessino, 1927
Babett es la directora de un círculo de criadas y chicas de servicio que acuden casi a diario a una tertulia informal. Este hecho va a significar una verdadera EDUCACIÓN SENTIMENTAL para Karl. Verdaderamente ello resulta más interesante para el joven que las clases del instituto, y también van a ser más importantes para su vida. Las charlas de las jóvenes le despiertan al MUNDO FEMENINO.
Pues aunque trataba de encontrar refugio en su orgullo juvenil y en su arrogancia de alumno de latín, había descubierto que en el nuevo círculo que acababa de conocer se vivía una vida diferente de la suya, y que casi todas aquellas muchachas, aunque atadas con fuertes cadenas a su dura realidad diaria, se sentían con fuerzas y conocían cosas que para él eran tan extrañas como un cuento
Karl se apura en encontrar una destinataria de esa nueva energía. Descubre el “amor” en la pista de patinaje, pero pronto “se deshizo de aquel enamoramiento artificial “ de una jovencita de clase alta, burlona, descarada, coqueta y cortejada por todos.
Arboleda y casas
Pronto Karl ingresa en la ETAPA DE LA PANDILLA. Las pequeñas gamberradas son el necesario RITO INICIÁTICO en el grupo. La pandilla regala seguridad pero también ejerce una poderosa tiranía. El muchacho pronto descubre que aquellas aventuras no eran verdaderas aventuras.
El encuentro con el enamoramiento se produce casualmente. Tine, una chica de servicio le propina una bofetada delante de sus amigos. Ello le produce un profundo abatimiento que le recluye en su cuarto y le quita el hambre. Se entrega al violín para vivir el romanticismo, la nostalgia de la casa y la infancia. La pandilla lo expulsa por cobarde y desertor. Entonces, como cualquier adolescente típico, comienza a ESCRIBIR UN DIARIO y también se distancia de Babett.
Cerezo, 1938
La criada descubre enseguida que está enamorado, para empezar por su inapetencia, porque LOS ADOLESCENTES SIEMPRE TIENEN HAMBRE.
Para sacarlo de su claustro, lo lleva a una boda, con la condición de que lleve su violín para animar la fiesta. En aquella boda modesta estaba la muchacha de la bofetada, que no le reconoce. El violín rompe el hielo.
La rubia TINE acude un día al CÍRCULO DE BABETTE. Él se muestra sincero y le confiesa su miedo a no verla nunca más. No oculta su fragilidad, y despierta en ella el temor a hacerle daño. Tine le gana en edad, es casi una mujer, y Karl, un tierno adolescente que se deshace en sollozos. La joven además advierte inteligentemente la diferencia de clase social y los problemas que su relación podía acarrearles. Ella, madura, sensata y generosa, nunca quiso hacerle daño.
Tenía una idea diferente del amor y estaba bastante decepcionado, pero pronto descubrió la vieja verdad según la cual es mejor dar que recibir, y que amar es más hermoso y hace más feliz que ser amado. El hecho de que él no hubiera ocultado su amor ni se había avergonzado, confesándolo, le dio un sentimiento de alegría y libertad y lo sacó de su limitada existencia anterior, elevándolo al mundo sublime de los grandes sentimientos e ideales
Al fin, se produce el compromiso de Tine con un oficial de carpintero. Karl quiere morirse. Ella le regala el beso tierno e inocente que él le había pedido.
(…)también te quiero decir que el primer amor no es nunca el verdadero.
Babett le ayuda a superar el desengaño y consigue que Karl se enfrasque en sus estudios con determinación. Estudia más, pero ya no colecciona lagartijas. Ha crecido.
Albogasio, 1925
El joven Bauer sólo había lanzado breves y fugaces miradas de espectador al país del amor, pero eran suficientes para que la vida le pareciese triste y fútil sin el consuelo de un amor de mujer. Sus días eran vacíos y melancólicos, y su actitud ausente respecto a los acontecimientos y las obligaciones de la vida cotidiana, como si estuviera fuera de ella. El profesor de griego trató inútilmente de llamar la atención del soñador distraído; tampoco los suculentos platos de la fiel Babett surtieron efecto, y sus bienintencionadas palabras de consuelo cayeron en saco roto.Fue necesario que el rector le diera una fuerte reprimenda y que sufriera una leve pena de arresto para hacer volver al descarriado a la vía del trabajo y la razón. Consideró que era imprudente y fastidioso perder el curso, cuando sólo le quedaba un año para acabar, y comenzó a estudiar por las tardes cada vez más largas del incipiente verano cada vez más concentrado. Fue el comienzo de su curación.
El cuento finaliza con un EPÍLOGO que el estudiante de latín jamás olvidará. El accidente del prometido de Tine le descubre el mundo del hospital, y el mundo del verdadero AMOR. Karl ha dejado de ser niño, ha pasado por la adolescencia, que significa metamorfosis y dolor, tribulación y confusión y por fin pone los pies en tierra. Es un hombre.
El post me parece muy bien realizado sobre todo la descripción del cuento y la adolescencia con todas sus características !genial !
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