ANÍBAL SE VA DE VACACIONES
Burne-Jones, El espejo de Venus
La familia de los Ozores era una de las más antiguas de Vetusta. Era el tal apellido de muchos condes y marqueses, y pocos nobles había en la ciudad que no fueran, por un lado o por otro, algo parientes de tan ilustre linaje.
Don Carlos, padre de Ana, era el primogénito de un segundón del conde de Ozores. Don Carlos tuvo dos hermanas, Anunciación y Águeda, que con su padre habitaron mucho tiempo el caserón de sus mayores. La rama principal, la de los condes, vivía años hacía emigrada.
El primogénito del segundón quiso tener una carrera, ser algo más que heredero de algunas caserías, unos cuantos foros y un palacio achacoso de goteras. Fue ingeniero militar. Se portó como un valiente; en muchas batallas demostró grandes conocimientos en el arte de Vauban, construyó duraderos y bien dispuestos fuertes en varias costas, y llegó pronto a coronel de ejército, comandante del cuerpo. Cansado de casamatas, cortinas, paralelas y castillos, procurose un empleo en la corte y fue perdiendo sus aficiones militares, quedándose sólo con las científicas: prefirió la física, las matemáticas a las aplicaciones de tales ciencias, al arte, y cada día fue menos guerrero. Pero al mismo tiempo se entregaba a las delicias de Capua, y por fin, después de muchos amoríos, tuvo un amor serio, una pasión de sabio (o cosa parecida) que ya no es joven.
Loco de amor se casó don Carlos Ozores a los treinta y cinco años con una humilde modista italiana que vivía en medio de seducciones sin cuento, honrada y pobre. Esta fue la madre de Ana que, al nacer, se quedó sin ella.
(Leopoldo Alas Clarín, La Regenta, cap. IV)
Roman Baths (From Second Life)
Siempre se nos ha dicho que después de las exitosas batallas de ANÍBAL a lo largo del norte de Italia, el general cartaginés se retiró a sus cuarteles de invierno en CAPUA, cerca de Nápoles. Conquistó esta ciudad en el 215 a. C.
Los romanos sabían mucho del arte de la guerra y de las debilidades de los soldados. Así que las indicaciones de Roma a los habitantes de Capua fueron verdaderamente inteligentes.
La estrategia era tratar a los cartagineses a cuerpo de rey para que los placeres les hicieran muelles y desinteresados por la guerra. Los púnicos no dudaron en entregarse a ellos, con lo que perdieron un tiempo valiosísimo, a los romanos les dio tiempo a recuperarse de los elefantes de Aníbal y demás. La balanza se inclinó favorablemente a Roma.
Fue el DESCANSO DEL GUERRERO: comida, bebida, comodidades, mujeres y los habituales placeres para los sentidos. Es lo que se conoce como CAPUAE DELICIAE, expresión que ha pasado a todos los idiomas para significar cómo uno puede olvidarse de las obligaciones, entregado a la molicie y al disfrute carnal.
Domus Balbini (Capua)
También es un rasgo heróico que caracterizó a Ulises sobre todo, a Eneas, que casi se queda con Dido, a Jasón, que no tenía ganas de continuar y también a Perceval, Lancelot o Sigfrido, todos héroes humanos que a duras penas resisten la tentación.
Venus de Capua
No obstante, parece que la guerra se había agotado por sí misma y era improbable que los cartagineses pudieran haber asestado la estocada final a Roma.
Tito Livio lo cuenta así:
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Es muy importante aprender de los que saben y es por lo tanto muy gratificante leerte…
Ains…! Que Lo Sepas…
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Un millón de gracias por tantos elogios!!!!! Me sonrojo, eh!!!!
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Ains…!
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Enhorabuena por el blog. Escribes muy bien!
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Muchísimas gracias. Cordiales saludos
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