EN EL REGAZO DE ZEUS
Matar a un ruiseñor ( Robert Mulligan, 1962)
El viajero Pausanias (V, 11) describe la colosal estatua de ZEUS de OLIMPIA que luego se incluyó entre las SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO.
El propio Zeus quedó muy satisfecho con la obra de FIDIAS, y como testimonio de aprobación lanzó un rayo en el suelo, delante de la estatua sobre una hidria de bronce.
El dios fue testigo del arte de Fidias
Fidias ya era famoso en Atenas por su estatua CRISELEFANTINA de la diosa protectora de la ciudad: ATENEA. Repitió materiales en Olimpia, pero aumentó dimensiones. El escultor ya tenía un nombre y por eso «firmó» el trono de Zeus:
«Fidias, hijo de Cármides, ateniense, me hizo»
Un trono de oro y marfil, dios padre majestuoso coronado de olivo. En su mano derecha porta una NIKE criselefantina, su hija Atenea, y en la mano izquierda el cetro y el águila, el ave de Zeus.
Sandalias de oro, túnica tachonada de LIRIOS, animales y un sinfín de narraciones a sus pies: Heracles y las amazonas, la matanza de los hijos de Níobe, nikes bailando, los niños tebanos raptados por esfinges.
Sobre todo eso Zeus reina, el trono es un resumen de la vida de los hombres que interactúan con los inmortales.
Ingres, Júpiter y Tetis
Zeus es majestuoso e imponente después de haber abandonado la simetría y el hieratismo de otros dioses-faraones, que miran al infinito con ojos sin alma.
La mirada de Kefrén sedente está perdida, porque vaga hacia la eternidad.
Otros personajes poderosos se han sentado y han elevado sus ojos en señal de respeto o de humildad, como este intendente sumerio de Mari. Hay alguien más poderoso por encima de él. Sus manos entrelazadas delante del pecho lo acercan al oferente humilde.
Cuando Dios se presenta en toda su majestad ocupa también bóvedas en los nártex de los templos. Es el PANTÓCRATOR, todopoderoso, de mirada severa, aunque misericorde.
San Salvador en Chora (Istambul)
A veces, el sedente es solo un viejo apóstol viajero, quien, a pesar de presidir el templo y descansar en el pórtico para saludar a los fieles, eleva su mirada al Todopoderoso. Ya disfruta de la Gloria, rodeado de personajes buenos e ilustres.
Pórtico de la Gloria (Santiago de Compostela)
En otras ocasiones, una feroz mirada recuerda la gesta de un caudillo iluminado que cruzó el desierto con todo un pueblo, puesto a prueba por su Dios. Su santidad no está en la mirada, sino en los cuernos de su cabeza.
Moisés (Miguel Ángel)
En cambio, el ZEUS DE OLIMPIA de Fidias, según Pausanias, tenía la mirada dirigida hacia abajo, hacia los fieles que se acercaban al fantástico templo erigido en su honor.
ESTA ES LA MIRADA DE UN PADRE, cuyo regazo espera el brinco de la criatura que se acercará para pedir consuelo, consejo o abrazos.
Cézanne
Da igual si hay un periódico, unos lentes, un viejo abuelo, una siestecita o enfrente una televisión. Allí, al abrigo del regazo correrá alguien que se siente desvalido o necesita dosis extra de mimos.
Esta es la mirada de ABRAHAM LINCOLN, en su majestuosa estatua del Lincoln Memorial de Washington.
En el «romano» Washington se construyó esta estatua encerrada en un TEMPLO, sobre un pedestal, entronizada.
Las columnas que le rodean son olímpicas, blancas y enormes. Este fue un ser mortal al que un artista quiso inmortalizar. El propósito religioso del Zeus de Olimpia se mutó en HONOR y RESPETO. También el orgulloso autor firmó la obra.
Creo que la MIRADA del SR. LINCOLN es la misma que la del ZEUS OLÍMPICO:
una mirada magnánima, ligeramente hundida, la de un padre benefactor, protector, tolerante y a los ojos de sus vástagos, también todopoderoso.