TABLET
Clío, musa de la historia (Pompeya)
La lectura y la escritura se han emancipado y se han hecho itinerantes. Ahora leemos o escribimos en cualquier parte.
Nuestros ordenadores portátiles, lectores de libros electrónicos, teléfonos inteligentes y tabletas nos acompañan siempre.
Los escolares romanos trataban igual de mal que los nuestros su material escolar. Los maestros no dejaban en sus «manazas» los valiosos rollos de papiro, frágiles y caros. Estos eran los «libros del maestro», o manuales.
El alumno utilizaría las TABELLAE CERATAE, o tablillas de cera, simples, dobles o múltiples, atadas con un cordelito.
Disponían de un STYLUS, o punzón para escribir en aquellos bastidores encerados, cuyo extremo opuesto, más plano, era el «borrador».
Hojas de papiro de baja calidad cosidas o incluso trocitos de vasijas (ostraka), o el anverso de papiros usados podían hacer de bloc de notas, de papel borrador. Eran soportes para «hacer en sucio».
Los escolares de todos los tiempos usaron la PIZARRA y el PIZARRÍN hasta que el uso y el mal uso del papel se hizo presente en nuestras vidas. En la escuela de los tiempos difíciles el papel tenía un uso definitivo, y la papelera era para afilar los lápices no para arrojar bolas de papel.
Las tablillas de cera tenían un uso escolar, pero también un uso privado e incluso público. Si lo escrito en ellas merecía conservarse, se clasificaban en el TABLINUM, o biblioteca.
Lo normal, no obstante es que las TABELLAE sean RADICALMENTE EFÍMERAS. Escribir en ellas es similar a ARAR UN CAMPO, de ahí el verbo EXARARE, arañar la cera. Hoy arañamos las pantallas de las sucesoras de las TABELLAE, el notebook, la pda, el smartphone táctil o la TABLET.
Imaginémonos nuestras manos llenas del aceite de la cera, intentando horadar la superficie firme de la cera solidificada, aún fragante, mórbida, con nuestros trazos angulosos, irregulares, poco firmes y claros.
Inscribir, borrar, reescribir, ennegrecer la cera con la vela. Tu texto es un campo castigado año tras año por un arado. Nunca descansa.
Igual de efímera, igual de temerosa, efectiva, arriesgada y peligrosa es nuestra escritura en nuestra tablet, en el cuerpo de un correo electrónico.
Las TABLILLAS DE CERA son el soporte perfecto para escribir
UNA CARTA DE AMOR
Ovidio cuenta la historia de la pasión incestuosa de BIBLIS por su hermano
(Met. IX, 450-665)
La muchacha tiene sueños eróticos con él.
Los sueños no tienen testigos, nadie la juzgará ni la condenará. Justifica su pasión aberrante con los incestos de los dioses, que lo han practicado siempre.
Solo necesita que él sienta lo mismo.
Cuando Biblis toma su tablilla para escribir, se siente AL BORDE DEL ABISMO.
No hay nada peor, ni nada mejor que UN PAPEL EN BLANCO para incitar a escribir un POEMA. La poesía quiere la mano directa y física del autor. Estar enamorado impulsa la escritura
Este es el texto del amor que se escribe, se borra, se duda, se abandona, se destruye, se rehace una y otra vez y nunca estamos satisfechos con él.
Biblis se tumba y se apoya sobre su brazo izquierdo. Coge su «tablet» con la VACUA CERA, la cera en blanco, y con la derecha sostiene el FERRUM.
Un papel en blanco, todo por delante. Pánico. ¿Por dónde empezar?
Escribir en cera es lo más cercano a la oralidad, lo más próximo a la presencia del otro.
Por eso una TABLET es el soporte idóneo para una CARTA DE AMOR.
Esta carta de Biblis no podría haber sido escrita en un papiro o en un trozo de pergamino, con el ATRAMENTUM (tinta) que no se puede corregir si no es con tachones. La carta en papel tiene algo INEXORABLE que no tienen las tablillas hasta que se envían. Con el cursor vamos de aquí para allá en nuestro recién estrenado correo electrónico. Esta palabra sí, esta mejor no.
Hasta que pulsamos ENVIAR MENSAJE todo es posible.
André Kertész
Biblis sella su delito con la piedra de su anillo bañada en sus lágrimas. No hay nada mejor que un trozo corpóreo para adjuntar a una carta de amor: un mechón de cabello, un pañuelo con unas gotas de perfume, o unas amargas y cálidas lágrimas en su caso.
Su hermano Cauno queda espantado y arroja las tablillas lejos de sí cuando ha leído el contenido de la carta.
Desvelar sentimientos con palabras puede tener estas consecuencias. Ha entregado su amor a las TABELLAE.
Biblis se arrepiente. Habría sido mejor hacerlo en persona. Él habría visto su rostro descompuesto y su dolor.
Como una ménade, enloquecida, autoinfligiéndose golpes y heridas vaga sin rumbo hasta que su torrente de lágrimas la metamorfosea en una FUENTE.
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Como siempre, un post completísimo y muy bien elaborado… lo que vendría a ser estupendo…!
Gracias por compartir tus conocimientos Maite. Un beso de esos de martes que saben a rima, que saben a verso…
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Yo era de las que tenían muchos prejuicios con tablets, ipods y demás, hasta que ví a mi sobrina de seis años (que no puede hablar, ni mover bien los dedos) EXARARE en su tablet para comunicarse con nosotros e incluso para inventar ella misma sus historias (rollos de Pepa Pig y cosas de princesas: lo que le toca). De la noche a la mañana me he convertido a la nueva fe. «Un soporte en cera (=los garabatos digitales de esa niña) es lo más cercano a la oralidad». ¡Exacto!.
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qué bello cuento navideño, tu inventiva ha atado cabos sugerentes.
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Muchas Gracias.
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