QUERIDA CRISEIDA

QUERIDA CRISEIDA

Helen Mirren fotografiada cuando representaba Troilo y Cresida de Shakespeare con la Royal Shakespeare Company en 1969

Esta es la carta que a Criseida, hija de Calcante escribió el príncipe troyano Troilo, hijo más joven de Príamo. Dice el poeta que…

«de una triste historia, un triste amor»

Sirva esta carta de consuelo a los que han perdido las esperanzas en el amor y nunca encontrarán sosiego, a los que las malas lenguas han destrozado con sus calumnias, y de consejo a los que están felices con su amor, para que lo cuiden y protejan de toda amenaza.

Troilo, el «pequeño hombre de Troya»

QUERIDA CRISEIDA:

   De todas las caras de AMOR, ninguna atrajo más desgracias para nuestro pueblo que la de Helena, quien ahora he de soportar como cuñada.

Su rostro lanzó mil naves, cuyos guerreros hoy asedian nuestra hermosa ciudad.

Mi hermano Paris y ella han atraído la destrucción.

Crátera ática de figuras rojas (detalle de la cabeza de Helena). 450-440 a. C. Museo del Louvre, París.

   Mi hermana CASANDRA, la que enreda a los hombresy tu padre CALCANTE, servidores de Apolo, vaticinaron la aniquilación de Troya.

Ahora él se ha ido, traidor, al bando griego.

Sabrán los dioses qué tratos tendrá con el canalla de Odiseo

Calcante (detalle del Sacrificio de Ifigenia, Casa del Poeta Trágico. Pompeya. Museo Archeologico Nazionale. Nápoles)

    El otro día yo estaba en la estancia contigua a la de mi hermano Héctor cuando tú acudiste a palacio.

Entre sollozos intentabas mantener la compostura.

Le contaste que te encontrabas en una desgracia sin igual, porque todos te trataban como hija de traidor. Viúda, sin amigos, sola y sin protección.

Helen Mirren como Cressida (RSC 1969)

   Héctor fue benevolente contigo, es siempre magnánimo con todos.

Se apiadó de tu soledad, de tu situación, impactado por tu honestidad, y también -por qué no decirlo-por tu extraordinaria belleza, amada mía.

Tuviste todas las garantías de que todos los troyanos te respetarían.

John Poynter, Cressida

Hoy solo me vienen a la cabeza las imágenes del día más feliz de mi vida.

Era el tiempo de abril, cuando el campo se vistió de rebosante primavera y nosotros celebrábamos en la ciudad las fiestas de Palas.

Niké ofreciendo un huevo a la serpiente del Palladio en presencia de un guerrero.

    Tu elegante vestido negro de viúda no dejó que nadie te despreciase, es más, ningún hombre pudo apartar sus ojos de tu cuerpo.

Solo yo. ¡Qué soberbio fui!

Creía que estaría libre de las penas de amor. EROS se ofendió y enseguida tensó su arco. Eso es lo que sucede cuando se profieren soberbias a lo loco.

Mi corazón quedó subyugado.

Solo hizo falta una mirada tuya aquel día de fiesta.

John Opie, Retrato de dama como Cressida (Tate Gallery. London)

         Moría yo de calor por frío y de frío por calor.

Nunca más osé ofender al pequeño dios que porta el arco.

Me declaré su soldado.

Aquellos días si no te veía, me moría, y si te veía, me inflamaba hasta el dolor.

No había consuelo para mí.

Michael Williams como Troilo (RSC 1969)

    Recuerda, amada mía, cómo tu tío Pándaro, mi amigo del alma, actuó de alcahuete de nuestra unión.

Después, aquella tormenta, el ruído de los truenos, la lluvia benéfica, fueron el escenario de nuestra primera noche de amor.

Pándaro, Troilo y Criseida

   El ALBA nos separó.

Cúantos besos en la despedida.

Te juré AMOR ETERNO.

Lo he cumplido siempre.

Shakespeare, Troilus and Cressida, Acto 2, escena 3

   Cuando fuiste intercambiada por Antenor, no pude soportarlo, pero confiaba en que en algún momento alguno de nosotros podía rescatarte del campamento griego.

No contaba yo con tu astucia y tu sentido práctico, y mucho menos con TU TRAICIÓN.

Sé que él es el más valeroso príncipe griego, semejante a un dios….DIOMEDES.

Diomedes (Gliptoteca Munich, Foto Javier Rodríguez 2016)

     No pude soportar verte caer en sus brazos cuando el sinvergüenza de Odiseo me llevó a la tienda de Calcante.

Estaba todo amañado.

Quería que te viera en los brazos de tu nuevo amante.

Troilus and Cressida, Acto V, Escena II, grabado de Luigi Schiavonetti sobre un dibujo de Angelica Kauffmann.

Después de tu incomprensible traición, me entregué a las ARMAS.

Hoy te escribo desde una Troya asediada, a punto de perecer por la saña aquea.

Cada día me consagro al combate, penetro enloquecido en las filas enemigas, sin miedo a la muerte, sin miedo al tiempo…

No hay remedio para esta guerra, tampoco hay remedio para este amor.

«(…) Todo el fin lo corona

Y el viejo árbitro común, el tiempo,

Pondrá término un día».

(Acto V, escena I)

Acerca de Maite Jiménez Pérez

Profesora de Latín y Griego. Traductora.
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2 respuestas a QUERIDA CRISEIDA

  1. Fernando dijo:

    Como siempre he disfrutado en gran manera con tu relato, pero creo que confundes dos nombres, Criseida, hija de Crises, personaje de la Ilíada, y por otra parte Crésida, hija de Calcas, que surge en la tradición medieval sobre la guerra de Troya

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    • No, no la confundo. He leído a Chaucer y a Shakespeare y he hecho una fusión y una fantasía para el post. Petrarca la transcribe como Criseida, igual que Chaucer. Es por culpa de Shakespeare que hayamos incorporado un absurdo Cressida. Es el mismo nombre para ambas Criseidas, y en el relato se ve que la amante de Troilo no es la homérica. Gracias. Un saludo

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