AQUILES Y LA HOMEOPATÍA
AMORIS VULNUS IDEM, QUI SANAT, FACIT
(Publilio Syro)
Gálata moribundo (Museos Capitolinos, Roma)
Cuenta Suetonio que en los últimos días de su vida el emperador Claudio quería que Británico vistiera pronto la toga viril, aunque su edad no era adecuada, para que el pueblo tuviera por fin un verdadero césar, consciente como era de que el destino había sido muy cruel y también impaciente por dar cuenta de sus errores al que él deseaba como sucesor. En un tierno abrazo Claudio susurra al oído de Británico estas palabras:
«LA MISMA MANO QUE TE HA HERIDO TE SANARÁ»
Las palabras de Claudio hacen referencia a la historia de Télefo, rey de Misia, a quienes los griegos, que se confundieron de rumbo, atacaron. Télefo fue herido por la espada de Aquiles. Tras ocho años la herida no sanaba.
Entonces Télefo recurrió a la solución habitual: consultarse con la Pitia de Delfos. Ésta, como hace siempre, le respondió de modo misterioso:
“el que te ha herido, te sanará”
Télefo se dirigió al campamento aqueo y visitó a Aquiles.
El héroe le puso un poco de la herrumbre de su espada en la herida, y ésta se curó.
Nacía la homeopatía:
similia a similibus curantur
Aquiles y Télefo (Herculano)
Atenea regaló a Asclepio dos recipientes farmacéuticos, uno para sanar, y el otro para curar.
Asclepio se convirtió en divino y alcanzó la sabiduría necesaria para resucitar a los muertos. Zeus lo fulminó con un rayo para mantener el orden cósmico de la vida y de la muerte.
Nacía la alopatía, o medicina tradicional
Farmacia de Santa Maria Novella (Florencia)
En el Museo Victoria & Albert de Londres se puede contemplar un precioso virginal del siglo XVI de fabricación italiana, en cuya tapa se ha pintado un emblema y este lema.
AMORIS VUNUS IDEM QUI SANAT FECIT
El emblema o empresa, probablemente el del noble italiano propietario del instrumento, son unas manos entrelazadas con un escorpión en medio
Esta es la concepción occidental del AMOR: AMOR como ENFERMEDAD, con sus síntomas físicos, psíquicos y psicosomáticos, una HERIDA que hay que curar.
Un médico alopático como Asclepio nos dará dosis ponderadas de algún veneno para curar racional y razonablemente nuestra enfermedad además de la habitual HIGIENE: paseos al aire libre, distracciones, dieta sana, hacer sudokus, ir a la peluquería, cambiar el armario y dejar que el tiempo pase.
Suzy Parker, 1952. Photo: Georges Dambier.
Si esto no fuera suficiente, recurriremos a la medicina alternativa. Ya que la misma mano no ha de curar el amor, entonces habrá que consultar a Aquiles, médico homeópata, quien seguro dirá que un dolor mata a otro, una pena nueva a otra antigua.
Al parecer estaremos enfermos toda la vida, entonces, un amor nuevo hará morir al antiguo, un fuego apagará a otro fuego.
Este doctor no nos garantiza que suframos una recaída, pero al menos en el fragor de la nueva lucha estaremos concentrados en la nueva enfermedad, para volver a creer.
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