BESOS DE CARACOL
Una vez que sus miembros se soldaron en apretado abrazo, no son ya dos sino una forma doble, y no podría decirse que es una mujer ni un muchacho; ninguna de las dos cosas y las dos cosas parecen.
(Ovidio, Metamorfosis, IV, 376ss)
En un MUNDO PEQUEÑO viven los CARACOLES, criaturas tranquilas y pacíficas, con una VIDA A CÁMARA LENTA.
Su perfección está incluida en la DIVINA PROPORCIÓN, son una de las muestras naturales de la SERIE DE FIBONACCI, el número áureo, el número PHI del gran Fidias.
Museos Vaticanos (Foto Maite Jiménez)
Los CARACOLES se aman con el DARDO del AMOR, que es su aparato reproductor masculino, pero su parte femenina también se abre para recibir la semilla. Su abrazo dura horas, y comienza con un beso muy húmedo.
El bello HERMAFRODITO, vástago de Hermes y Afrodita, tenía los rasgos de ambos dioses. Al cumplir los quince años, entregado a la vida montaraz, calmaba sus ardores juveniles y su tormenta hormonal con el baño.
Kate Thompson
La ninfa SALMACIS desea poseerlo y aunque sea en un abrazo secreto e infiel, quiere que sea suyo. La juventud y la inocencia hacen que el joven se ruborice, y no sabe qué hacer ante los incesantes abrazos de la muchacha.
Carlo Saraceni, Paisaje con Salmacis y Hermafrodito, 1608. Museo di Capodimonte, Nápoles
Enroscados se amaron ferozmente, los cuerpos se mezclan. La ninfa suplica que jamás puedan separarse, tal es el goce de este amor.
Frederic, Lord Leighton. The Fisherman and The Siren
Al salir del estanque su virilidad se había debilitado, no era ni hombre ni mujer, sino las dos cosas en uno, una FORMA DOBLE
Hermafrodito (Galleria Borghese, Roma)
RUFUS WAINWRIGHT
Sonnet 20
W. Shakespeare
Pintado por Natura el rostro tienes
de mujer, dueño y dueña de mi amor;
y de mujer el corazón sensible
mas no mudable como el femenino;
tus ojos brillan más, son más leales
y doran los objetos que contemplas;
de hombre es tu hechura, y tu dominio roba
miradas de hombres y almas de mujeres.
Primero te creó mujer Natura
y, desvariando mientras te esculpía,
de ti me separó, decepcionándome,
al agregarte lo que no me sirve.
Si es tu fin el placer de las mujeres,
mío sea tu amor, suyo su goce.
(Traducción de Manuel Mújica Láinez)
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