TIGRE
Una tigresa , gloria poco común de las cimas de Hircania, acostumbrada a lamer la diestra de su confiado domador, hirió, cruel, con rabioso diente a un fiero león: circunstancia nueva y no conocida en época alguna. No se atrevió a una acción tal, mientras vivió en lo profundo de los bosques; después de estar entre nosotros, tiene más fiereza.
(Marcial, Libro de los espectáculos 18)
Fresco Gran Palacio de Constantinopla (s. V)
Cuenta Plinio el Viejo que en tiempos del emperador Augusto, los romanos vieron en el Teatro de Marcelo el primer tigre en unos juegos circenses. Pronto fueron lanzados al estrellato en los combates del Anfiteatro, como criaturas exóticas que eran, feroces y hermosas.
Museos Capitolinos (Roma)
Una cuadriga de TIGRES arrastra el carro de DIONISOS. Son fuertes y salvajes como el dios que muere cada invierno para renacer en primavera.
Ya de pequeño gustaba de subirse en panteras, leones y tigres, y alguna vez ha llevado la piel de uno de ellos.
El Djem (Túnez)
Y es que incluso en sus aventuras en Oriente, Dionisos hubo de huír de la cólera de Hera, traicionada una vez más por Zeus y Sémele, la mamá del dios nacido dos veces. Por eso, al llegar a Armenia, según refiere Plutarco, imploró a su padre, quien le envió un TIGRE sobre el que cabalgó. Por esta razón, el río que antes se llamaba Sólax, pasó a llamarse TIGRIS por esta aventura dionisíaca. De caudal amplio y veloz riega junto al Eúfrates el Creciente Fértil.
Susa (Túnez)
Punzante, agudo, rápido es la raíz indoeuropea (s)teig-, vehemente, contundente, como un DARDO PERSA, la TIGHRA, origen de la palabra tigre, porque lo agudo es casi siempre veloz como el pensamiento. En este gran felino carnívoro la agudeza de sus dientes va unida a la velocidad de su carrera.
Chipre
Además de dardos y flechas hirientes como las garras y los dientes del TIGRE, en la misma raíz está el aguijón, el STIGMA griego o el STING inglés.
Pero también están el PUNGERE latino que pincha, y el PUNCTUM, su resultado. Sobre ellos, DISTINGUIR, INSTIGAR, EXTINGUIR, INSTINTO, ESTILO Y ESTÍMULO.
Hablando de pinchos, ahí viene el STICHEN alemán, que pica como el cactus, y el STITCH inglés.
El Fisiólogo cuenta una estratagema para vencer a tigres y tigresas cuando se va de caza y se buscan cachorros que servirán de animal de compañía feroz de algún rey o caballero o de espectáculo en la corte. El truco se hace con espejos o bolas de cristal. Después de haber robado de la guarida al cachorro, el cazador dejará caer unas pelotas de vidrio o un espejo, y al contemplar su extraordinaria belleza se olvidará de su prole.
British Library, Royal MS 12 C. xix, Folio 28r
Tengamos cuidado de no parecernos a la tigresa. Y Amós el profeta dice que este mundo es semejante a la selva en que moran los tigres, y ruega a cada uno de nosotros cuide de conservar su cachorro, es decir, su alma. Pues los cazadores nos acechan y espían, y siempre tienen dispuestos sus espejos, por si pueden arrebatar nuestro cachorro. Los espejos son los grandes festines, los grandes placeres del mundo, que anhelamos; prendas, caballos, mujeres hermosas, y todos los demás pecados, como los que el cazador representa en su espejo, que arroja a la cara del hombre. Por eso debe el hombre seguir los dictados de su Creador; entonces es cuando el Enemigo no tiene poder sobre el alma del hombre, sobre ese cachorro del que desea apoderarse.
(Bestiario Medieval, ed. Siruela)
En contraposición al CORDERO, escribe William Blake el TIGRE, puesto que no hay LUZ sin OSCURIDAD, ni VIDA sin MUERTE.
¡Tigre, tigre! Resplandor ardiente
En los bosques de la noche:
¿Qué mano u ojo inmortales
Podría dar forma a tu aterradora simetría?
¿En qué lejanos abismos o cielos
Se incendió el fuego de tus ojos?
¿Sobre qué alas osa Él a retarte?
¿Qué mano osa aferrar el fuego?
¿Y qué hombro, qué arte,
Podría torcer las fibras de tu corazón?
Y cuando el corazón comienza a palpitar,
¿Qué pavorosa mano? ¿ Y qué terrorífico pie?
¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se fraguó tu mente?
¿En qué yunque? ¿Qué horrible abrazo
Osa aferrar sus mortales terrores?
Cuando las estrellas dispararon sus lanzas,
Y lavaron el paraíso con sus lágrimas:
¿Sonrió Él al ver su obra?
Él que creó al Cordero, ¿te creó a ti?
¡Tigre, tigre! Resplandor ardiente
En los bosques de la noche:
¿Qué mano u ojo inmortal
Podría dar forma a tu aterradora simetría?
The Tyger (William Blake, Songs of experience, 1794)
The Tyger
También en dicho bestiario dicen en referencia al libro de Valdenese,
La naturaleza del tigre es tal, que tanto se deleita viéndose, y mira tanto su figura, que es capturado mientras se contempla. Y esta naturaleza corresponde a aquellas mujeres y hombres que se complacen tanto en ver su belleza corporal, que no tratan de hacer casi ninguna otra cosa, más que adornarse y embellecer su semblante. Y así se olvidan de los mandamientos de Dios, y los cambian por su estúpido ornamento.
Desde luego, cuánto tiene que agradecer AVON al tigre. Y curioso lo poco que ya se utiliza TIGRESA para señalar a aquella mujer que se pinta y repinta, sobre todo las marcadas líneas de los ojos.
Un beso.
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!Que post tan bello! No sé como pudiste entrelazar el tema
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