LAS CASTAÑUELAS DE IFIGENIA
Después de que el bien público venció a la piedad y el rey al padre, y dispuesta a dar su sangre pura se presentó IFIGENIA ante el altar a los servidores que lloraban, se conmovió la diosa, puso una nube ante los ojos de los presentes, y se dice que, en medio de la ceremonia, de la multitud que atendía al sacrificio, y de las voces de los que rezaban, colocó una cierva en sustitución de la Micénide.
(Ovidio, Metamorfosis XII, 29-34. Traducción de A. Ruíz de Elvira, Alma Mater, Madrid 1988)
En Micenas la reina CLITEMNESTRA se ahoga de dolor. Su fiero esposo Agamenón va a arrebatarle a su hija pequeña IFIGENIA.
Irene Papas en la película de Michael Cacoyannis, Iphigenia (1977)
Parte Ifigenia engañada. Le han dicho que está prometida al valeroso Aquiles. En el fondo sabe que es una treta, pero aun así se dirige al encuentro de su padre.
Michael Cacoyannis, Iphigenia (1977)
La flota griega atraca en Áulide porque reina la calma chicha. No pueden continuar. Para conseguir que soplen vientos favorables para la escuadra que se dirige a Troya, Agamenón, rey de reyes y líder de la expedición, ofrece un SACRIFICIO HUMANO al Olimpo. No puede mostrar su rostro, le invade el dolor, se cubre con un manto. Odiseo y Diomedes arrastran a su hija Ifigenia al altar de Ártemis ante la mirada del adivino Calcante que oficiará el rito.
Sacrificio de Ifigenia (Pompeya, Casa del Poeta Trágico. Museo Archeologico Napoli)
Una intervención oportuna y rápida de la diosa Ártemis salva a la muchacha. Una nube cubre los ojos de los presentes y una cierva, el animal sagrado de la diosa, sustituye a Ifigenia en el altar sacrificial. Ella es transportada en un vuelo mágico al territorio inhóspito y bárbaro de la TÁURIDE, solar de los ESCITAS.
Arquero escita
Pero todos sabemos que CLITEMNESTRA jamás perdonó a Agamenón su crimen. Por muy importante que fuese el viaje y su hermana Helena, por muy ofendido que estuviese Menelao, una hija es una hija y Agamenón merecía un castigo.
La reina se consuela en los brazos de su amante Egisto. Agamenón regresa con la esclava Casandra. Fue la gota que colmó el vaso.
La acción de Clitemnestra es un crimen, injustificable, pero comprensible.
H.G. Clouzo, Las diabólicas (1955)
Y entre los TAUROS, Ifigenia se consagra como SACERDOTISA DE ÁRTEMIS. Los ritos de la diosa la mantienen ocupada todo el día.
Pero de vez en cuando baila con otras jóvenes que han decidido entregar su vida a la diosa de los animales, de la caza, de la luna, de los bosques, para ser LIBRES.
El tiempo se ha detenido en la TÁURIDE. Ifigenia es feliz. No se acuerda de su pasado. Esto es una bendición de Ártemis, ella lo sabe. Es mejor no saber, es mejor olvidar.
Reza para que no aparezca ningún NAÚFRAGO. Dicen que los tauros hacen sacrificios humanos a ÁRTEMIS TAUROPOLOS. Ella nunca los ha visto. Quizás no sea así, y la diosa también sustituya a los marineros desgraciados que han salvado la vida por otras criaturas. También reza por eso, porque le tocaría a ella dirigirlos.
Hoy IFIGENIA está nerviosa. Le han dicho que dos jóvenes griegos están en las mazmorras y que deben ser inmolados para gloria de su diosa. Vienen derechitos de Delfos, dirigidos por Apolo, el hermano de Ártemis.
Orestes y Pílades en Táuride
Pero además ha oído que dos pastorcitas muy bellas llamadas Electra y Cofieta han visitado a los cautivos. Serán sus novias. No lo sabe.
¡Cuántos visitantes!
Con todo esta confusión de náufragos, pastoras, sacrificios y nuevos huéspedes, IFIGENIA se ha contagiado de ardor en esta noche de luna llena. Sus planes son escaparse del templo de Ártemis por la noche.
Tiene una cita
Maria Callas. 14 abril de 1957. Milán, Teatro alla Scala. Anna Bolena
Un príncipe troyano muy guapo llamado POLIDORO la ha citado en la playa. Le ha dicho que la llevará a dar un paseo a caballo en la noche de luna llena. Se imagina abrazada al torso del joven mientras cabalgan.
Pero todo se encadena como si fuera un embrollo de ZARZUELA. Ifigenia no sabe que el forastero encarcelado es su hermano. Casi lo liquida en el altar del sacrificio. Polidoro está muy enamorado de ella después de la noche de luna, aunque sabe que esa chica no será para él. No se equivoca. Dircea, amiguísima de Ifigenia, ama a Orestes. A Electra le ha salido un pretendiente, y eso que está casada con Pílades…
IFIGENIA está un poco enfadada….
Gloria Swanson 1928
Seguidillas de Orestes y Dircea
Orestes
Ya se fue, y de mirarla
me oprime un fuego,
con que siento abrasarme,
mas no lo siento.
Vuelve, hermoso milagro.
Dircea
¿Qué aún vive, selvas?,
a mis ansias, sin duda,
miró Ifigenia.
Joven gallardo, de ver que alientas…
Orestes
¿Qué producciones, cielos, son éstas?
Ifigenia
Yo me doy a mí propia la enhorabuena.
Orestes
¿Qué es, mujer, lo que quieres?
Dircea
En mí te habla
una hermana, rendida
del rey de Tracia.
Orestes
¿Qué es tu intento, señora?
Dircea
Que mi mal sepas
que es violencia que alivia
con padecerla
Orestes
¿Quién será aquella,
que antes me obliga?
Dircea
Yo del acero,
templé las iras
de la bella enojada
sacerdotisa.
Pero afortunadamente todo terminará bien
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Después de que el bien público venció a la piedad y el rey al padre, y dispuesta a dar su sangre pura se presentó IFIGENIA ante el altar a los servidores que lloraban, se conmovió la diosa, puso una nube ante los ojos de los presentes, y se dice que, en medio de la ceremonia, de la multitud que atendía al sacrificio, y de las voces de los que rezaban, colocó una cierva en sustitución de la Micénide.
(Ovidio, Metamorfosis XII, 29-34. Traducción de A. Ruíz de Elvira, Alma Mater, Madrid 1988)
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Magnífico. Una joya.
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Gracias por venir. Saludos cordiales
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