MI GRAN BODA GRIEGA
Joel Zwick, Mi gran boda griega (2002)
A Helena de Troya
πολλὰ μὲν Κυδώνια μᾶλα ποτερρίπτουν ποτὶ δίφρον ἄνακτι,
πολλὰ δὲ μύρσινα φύλλα
καὶ ῥοδίνους στεφάνους ἴων τε κορωνίδας οὔλας.
(Estesícoro, 187PMG)
Muchos membrillos le arrojaban dentro del carro al rey Menelao,
muchos ramos de mirto,
y coronas de rosas, y guirnaldas de violetas trenzadas.
Afirman que todos los matrimonios son felices de la misma manera.
Hay muchos que lo niegan, y ponen como ejemplos de parejas felices a Héctor y Andrómaca, que hasta que Héctor murió lo fueron.
Gracias a la fiel y constante Penélope, el matrimonio con Odiseo resistió una ausencia de veinte años y una navegación errática por el Mediterráneo, además de varios amores largos e intensos.
Todas las aventuras de Zeus no menguaron la pasión inconmensurable del padre de los dioses hacia su mujer Hera. Al parecer ella también sentía el mismo ardor cada vez que se encontraban.
Quizá el ESTÁNDAR DE FELICIDAD en el matrimonio de los griegos no fuera el mismo que hoy. Es difícil saberlo, y es demasiado fácil generalizar.
El matrimonio no tiene que ver con el AMOR: es una obligación social, un contrato, un pacto que une la tribu y garantiza la cohesión y la supervivencia: hay que tener niños.
A pesar de todo, las novias tienen la ilusión de que un desnudo Eros visitará su cuarto antes de la boda.
Es muy posible que las chicas griegas solo aspiraran a soportar a su marido, tener descendencia, satisfacer las aspiraciones de su padre y llevar una vida tranquila recluida en el gineceo de la casa.
Y tendrán que hacer todas las labores del hogar.
Muchas veces el marido era un treintañero curtido en batallas amorosas, que rejuvenece con una niña de tan solo catorce años, con buena dote y muy fértil, que bajo los auspicios de Hera tendrá varones fuertes que den lustre a su casa.
La PASIÓN y el AMOR estaban en otra parte: en los banquetes, en los brazos de las HETERAS, en la conversación inteligente con esas mujeres tan liberadas que proporcionaban placer sin límites, en los versos que sabían de memoria y en las notas de la diaulos que tan bien tocaban.
Dice Plutarco que las mujeres que van a casarse necesitan la protección de cinco divinidades, nada menos: ZEUS, HERA, AFRODITA, PERSUASIÓN y sobre todo ÁRTEMIS, a quien las mujeres invocan durante los dolores del parto.
Desde mediados del mes de enero y hasta mediados de febrero estamos en el mes denominado
GAMELION: el mes de las bodas.
Christian Dior, 1951.
En el plácido invierno, en los DÍAS DEL ALCIÓN, la naturaleza se calma, luce el sol y en las noches claras, los nidos del Martín Pescador se mecen en las olas del mar.
En Samos Hera arrulla en su seno a un CUCO. Su precioso canto la enterneció. No sabía que era Zeus. El poderoso dios, recuperando su forma humana, se abalanza sobre ella y la viola.
Son los inicios del matrimonio.
Hera de Samos
Si la temperatura es buena, es más posible que la novia no tenga que llevar su manto de lana y pueda lucir mejor sus galas en esos días tan importantes.
Sus amigas estarán con ella en su cuarto para ayudarla a vestirse, maquillarse y ponerse guapa.
Alguna ya está casada y le dará algunos consejos útiles.
Tiene mucho miedo de la noche de bodas. Aún es una niña, y su prometido es un hombre hecho y derecho.
Ya están preparados los λέβητες de la boda en la puerta de la habitación de la novia.
En el agua flotan ramas del mirto de Afrodita para rociar a la muchacha y purificarla.
Una jovencita llamada GALENA lleva una πυξίς , una cajita que guarda las pocas joyas que tiene, sus ungüentos y aceites y algunas cosas de maquillaje.
También tiene su λουτροφόρος preparado. Sus amigas han recogido agua en la fuente de Calírroe, en el ágora, y han sumergido en ella hojas de laurel, un agua aromática fertilizadora.
En este primer día de la boda, en la casa de su padre y ante todos los parientes, sus amigas y mamá, la joven novia hará sus ofrendas a Afrodita, Ártemis y Atenea.
Las muñecas, las piedrecitas que hacían de comida cuando jugaba a las cocinitas, las conchas, sus abalorios y un mechón de su cabello serán entregados a las diosas como símbolo de que abandona la niñez y va a entrar en la edad adulta.
GALENA se dispone a bañarse. Sus amigas traen el lutróforo con el agua purificadora y fertilizante.
Después, visitará el templo de Hera. Lleva abundantes ofrendas, porque quiere tener muchos niños.
Hay un gran banquete, pagado por papá. El comedor está decorado con olivo y laurel. Primero comen los hombres, luego las mujeres. Ella sigue cubierta con su velo.
En el ritual de la anakalupteria, el novio le levantará el velo y verá su rostro asustado: por fin la novia es de su propiedad.
Por la tarde, la novia es trasladada en un carro nupcial cargado de regalos de los parientes a la casa del novio. Allí van las joyas, las ropas nuevas, los perfumes y el ajuar femenino.
Su suegra la espera con un cestito lleno de frutos secos, también símbolo de prosperidad en la vida que comienzan y de más fertilidad.
Todo el séquito acompaña a la novia a la cámara nupcial.
Cantan el HIMENEO.
ESPOSA: Virginidad, virginidad, ¿a dónde te vas después de abandonarme?
VIRGINIDAD: Ya no volveré a ti, ya no volveré.
(Safo, 114 LP)
Toda Atenas está preparando las LENEAS, fiestas en honor del desenfreno, del vino nuevo, de la naturaleza que se agita y se prepara para la primavera.
Son los días de DIONISOS.
Ella no participará. No es decente.
Aprovechará para hacer limpieza general de la casa nueva.
El resto del año, GALENA podrá participar en las fiestas de las mujeres.
A lo mejor es elegida para tejer el vestido para Atenea, y llevarlo en la procesión de las PANATENEAS. Pero no, no será así: prefieren siempre manos vírgenes.
Es un día muy importante y toda Atenas es una fiesta. A Atenea también le pedirá sus favores. No en vano representa la fortaleza y el valor. El lino del verano de su fino manto representa la pureza.
En las TESMOFORIAS dedicadas a Deméter y reservadas a las mujeres casadas. Celebran la renovación de la naturaleza, donde su hija Perséfone ocupa un lugar destacado. Si acude este año, probablemente se quede embarazada.
Ya son en octubre…
Francis Davis Millet, Tesmoforias.
῾Υμὴν ὦ ῾Υμέναιε, γάμῳ ἐπὶ τῷδε χαρείης.
¡Himeneo, oh, Himeneo, muéstrate complaciente en esta boda!