DIOSES Y MÁQUINAS

La Centrale Montemartini

(Roma)

  Una antigua central termoeléctrica con sus máquinas en hierro, inundada por el blanco poroso y jugoso de piezas del Museo del Palazzo dei Conservatori, el Museo Nuovo y Braccio Nuovo.

    Escapadas del ambiente museístico ordinario, aireadas, reinas de un espacio inmenso e industrial, diáfano y cómodo, en animada conversación, se alinean las estatuas de dioses, sátiros, ninfas, diosas, emperadores, caballeros romanos y musas.

  El viajero se monta en el metro hasta la via Ostiense, baja en la estación y por un laberinto de escaleras desemboca en un supermercado. De frente, encuentra una entrada a un patio, el logo de los Musei in Comune y entonces sospecha que debe de ser allí.

  Como hizo la Tate Modern de Londres, se aprovechó una fábrica muerta para revivirla con el esplendor de la Antigüedad.

 La musa Polimnia mira pícara al visitante con aire de desdén.

Un Antínoo baja la mirada, esquivo, lánguido y ofensivamente joven.

Togados, atletas, cabezas y pies gigantes, sátiros rijosos que atacan a las ninfas.

    Venus mirando a las turbinas, con sus hijos EROS (sexo, amor, deseo) HÍMEROS (el deseo por lo que vemos) y POTHOS (la pasión por el ausente).

    El viajero cae en la más absoluta sinestesia. Al salir solo tiene apetencia por un helado enorme de cioccolato con fiordilatte, nocciola o panna para acabar de comerse el blanco capitolino sobre el negro industrial.