TERENCIO NEO y señora
¡Qué maravillosa es la fe! En el futuro cuando las mieses vuelvan a crecer, cuando ya estos desiertos florezcan ¿creerá la gente que ciudades, personas y campos están desaparecidos bajo tierra?
(Estacio, Silvas lib. IV, Carta a Vitorio Marcelo 81-84)
El poeta Estacio, napolitano, y contemporáneo de la erupción del Vesuvio del año 79 d. C. que sepultó Pompeya y Herculano, dudaba de que algún día alguien creyera la magnitud de aquella catástrofe.
Con estos versos se abre el riquísimo catálogo de la exposición de The British Museum llamada LIFE and DEATH in Pompeii and Herculaneum, un regalo para el viajero.
Tras la emoción de la visita, queda el recreo de los libros, poblados de imágenes de extraordinaria calidad, y de textos verdaderamente sugerentes.
La exposición recrea la CASA DEL POETA TRÁGICO de Pompeya, y el visitante va recorriendo cada una de las estancias, donde se recogen los valiosos objetos de las excavaciones.
Edward Bulwer Lytton, escribió a mediados del XIX la famosa novela Los últimos días de Pompeya. La emoción que le produjo el reciente descubrimiento de esta casa, le hizo ambientar la historia en ella.
Original de Wolfensberger y Radcliffe Firenze 1842 Luigi Bardi editor
La pieza estrella de la exposición es este retrato de una pareja pompeyana, que ha viajado desde el Museo Arqueológico de Nápoles al Museo Británico de Londres.
Creo que es un retrato revelador, lleno de pistas, e incluso hipnótico.
Es un FRESCO ELOCUENTE
Ningún amante de la Antigüedad clásica se olvida del famosísimo retrato de la supuesta Safo.
La primera impresión que a mi juicio produce es el de una fotografía, con su juego de luces y sombras, con la RENUNCIA AL IDEALISMO, con su posado. Al fin y al cabo, uno siempre se retrata con las cosas que más le gustan, o las que más ama. Estas serían las cosas que yo amo:
Mrs Jessica McManus (nee Daves), Vogue Fashion Editor 1952-1963.
En otro tiempo se pensó que este retrato era el de un tal Pacuvio Próculo, un abogado. Así se le llamó formalmente. Hoy se cree que se trata de TERENCIO NEO y su señora.
Su casa es esta, y gracias a los grafiti electorales se le ha identificado como tal.
Y este es su perro: CAVE CANEM!
Este es el atrium y el TABLINUM de su casa, la biblioteca, el living de la villa. Una pintura de Cupido y Psique en apasionado abrazo que estaba sobre esta pintura da la pista de que serían marido y mujer. La esposa seguro que también lo frecuentaba, quizá más que Terencio.
Los expertos creen que Terencio y su esposa habrían habitado esta casa unos quince años antes de la erupción del volcán. Por eso la decoración de las habitaciones se encuadra dentro del CUARTO ESTILO POMPEYANO, el que crea la ILUSIÓN DE LA PERSPECTIVA, con su revival de arquitecturas y escenarios, paneles mitológicos y pinturas evanescentes, además de criaturas domésticas y bichos.
Una nueva clase próspera, dedicada al comercio, deseaba adornar sus villas con estilo. No obstante, siempre será un lujo reservado, sin estridencias.
Los hombres prósperos y cultos no alardean, sino que son austeros y refinados en sus gustos
Queremos quedarnos con la opinión de Paul Roberts, comisario de la exposición, que cree que Terencio era el dueño de esta panadería:
Terencio y su esposa nos dicen muchas cosas más.
Terencio viste la toga candida, o sea que sería candidatus, tal y como refieren los grafiti. Pertenece claramente a la clase mercantil. Su mano porta un rollo. Lástima que el syllabus esté en blanco y no nos diga qué contiene. ¿Será su contrato de boda? Con su mirada y la arruga de su frente, atento al fotógrafo nos dice:
He trabajado duro, y mirad a dónde he llegado; soy un self-made man, desde luego ingenuus, libre por nacimiento, pero no de clase alta. Mi mano está castigada por el trabajo. He amasado el pan, pero ahora tengo esclavos y empleados que atienden el negocio. Sin embargo madrugo para supervisarlo todo.
Su piel es más morena que la de su esposa, y su barba está algo descuidada, como la de los jóvenes actuales, que más bien es bozo que masculina barba, sin retocar, sin haber ido al barbero. No tiene tiempo, entre el negocio y la política. Claramente no es ni Apolo ni Adonis, es un hombre moreno del sur de Italia.
Ella exhibe una mejilla sonrosada y saludable, y sin duda alguna, más estilo y elegancia que su marido. Quizá pertenezca a una clase superior.
El hombro de Terencio está detrás de la figura de su esposa, que ocupa más espacio en el cuadro.
Sus manos son más finas, más blancas, más delicadas, porque trabaja indoor. Su peinado con ricitos es de la época de Nerón, con una diadema que sujeta los cabellos. Probablemente esconda un recogido simple.
Sus pendientes son muy distinguidos, con esa esmeralda en el lóbulo y la perla que pende. Un manto o una túnica cubre sus hombros. Es una mujer casada y respetable.
Si la joven esposa de Terencio se “fotografió” con aquello que era importante en su vida, es probable que le gustara leer, e incluso escribir. Sus tablillas y el aire pensativo que le confiere el stylus pegado a su barbilla pueden indicarlo.
Pero quizá también lleve la contabilidad del negocio de la panadería, o incluso le ayude a su marido con los discursos electorales. O tal vez sea su diario personal.
Algunos dicen que, debido a la influencia de la sociedad etrusca, la mujer en Pompeya gozó de más preeminencia que en Roma. Aunque un tutor, padre o marido, la vigilaba, ella podía comprar y vender, alquilar inmuebles, asistir a los juicios, y ser un poco más emprendedora que la matrona romana tradicional. No tenía derecho al voto, y por supuesto no era igual a los varones en derechos y consideraciones. Pero no nos extraña ni siquiera hoy, ¿no?
En la exitosa y pulcra serie británica Downton Abbey, ambientada en época eduardiana, Lady Mary Crawley, no podía heredar de su padre el conde Grantham, y se casó con el pariente heredero para salvar la hacienda.
No puede heredar porque es mujer, no vota, pero es influyente porque tiene formación. Lo ama profundamente, pero nunca se olvida de su posición, también un poco más adelantada que la de su esposo, de clase media-alta, abogado, pero apartado de la nobleza por lejanía de parentesco.
El marido de la mayor de los Crawley no puede llevar una vida de indolencia dedicada tan solo a la caza del zorro y al solaz que ofrece Downton. Persigue la actividad y los negocios, y su esposa, al principio reticente, le apoyará, porque los tiempos han cambiado con la Primera Guerra Mundial.
La pareja de Downton y la pareja de Pompeya nos inspiran SIMPATÍA, conectamos enseguida con ellos, y nos hacen responder también simpatéticamente. Son personas educadas, trabajadoras, exitosas, con influencia y poder. Ellas no son simples amas de casa. Quizá sean las antecesoras de mujeres tan destacadas como Hillary Clinton y Michelle Obama.
Barack y Michelle Obama tienen casi la misma estatura, igual que nuestros amigos los señores Neo. En los retratos de Obama candidato se aprecia perfectamente. Michelle también es protagonista, y seguramente muy influyente. Ambos cultos, ambos prósperos.
Terencio Neo y su señora han vuelto a la vida gracias a creer en lo que nos decía el poeta Estacio.
Pompeya ha florecido desde el siglo XVIII hasta hoy y sigue sorprendiéndonos con el renacer de estas vidas activas y plenas de sus habitantes.
El disfrute y el trabajo, una combinación perfecta, que podríamos haber heredado los habitantes del sur de Europa.
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No tengo nada que decir solo que me pareció un post fascinante y lleno de sentimiento poético y nostálgico
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