LA MUCHACHA DEL LOTO
Diospyros lotus (Trigo de Zeus)
Por excesivo amor a la vida,
Por la esperanza y el temor liberados,
Brevemente agradecemos a los dioses,
Sin importar quiénes sean,
Que la vida no sea eterna,
Que nunca los muertos se levanten,
Que hasta el río más perezoso
Llegue en sus giros al reposo del mar
Algernon Charles Swinburne, The Garden of Proserpine (frag.)
Frasiclea murió doncella, como reza la inscripción de la base desde donde se alza erguida y espléndida. Nunca se casó, y por eso los dioses le dieron el nombre de KORÉ:
«Tumba de Frasiclea: muchacha debo ser llamada siempre, y no esposa, este nombre me han dado los dioses»
Una KORÉ representa el momento efímero del paso de una joven a la madurez, esos instantes de plenitud.
Aún no ha ocurrido la FLORACIÓN, por eso porta en su mano, como si de una ofrenda se tratara un LOTO cerrado.
KORÉ es una de tantas representaciones de Perséfone o Prosérpina, la muchacha raptada por el señor del inframundo.
Demeter y Kore: Exaltacion de la flor (470-460) Louvre
La estatua, en excelentes condiciones de conservación, se encontró en MERENDA, una población ática, el antiguo demos de Mirrino.
Era la imagen de Frasiclea, estaba en su tumba. Por razones desconocidas se encontró enterrada en 1972 junto a un KOUROS, un muchacho imberbe, datado aproximadamente en la misma época, dicen los arqueólogos que con veinte años tan solo de separación.
Ambos presiden una sala del Museo Arqueológico de Atenas.
Ella, con el número de catálogo 4889 y él con el 4890.
Enterrados juntos, y extraídos también juntos de la tierra, parecían una pareja de novios. Quizá pensaron esto los arqueólogos que los descubrieron. Quizá ella se fue antes, y él pudo encargar a Aristión de Paros su estatua para decorar su tumba. Pero a pesar de la fertilidad de nuestra imaginación, del muchacho no se sabe nada.
El escultor Aristión de Paros ya era consciente del valor de su nombre y de su firma, por eso la estampó en la base. Quería fama, o lo que es lo mismo, perennidad, enfrentarse al destructor Heráclito y su “TODO FLUYE”
El KOUROS de Merenda adelanta el pie izquierdo, mientras la pierna que le sostiene exhibe la musculatura de un muchacho joven luchador en la palestra. Se entrevé el vello púbico, es muy joven. La melena peinada en exquisitos rizos y sujeta con una diadema le cae sobre la espalda. Aún se perciben restos rojizos de su pintura.
Imberbe y decidido, quiere mover ya los brazos. Ha salido del bloque de mármol de Paros resuelto a echarse a andar. Los brazos están separados del cuerpo, es una novedad importante entre los kouroi de aquella época.
No es tan rotundo y musculoso como sus compañeros de las salas contiguas. La línea alba del vientre está esbozada, pero el escultor ha marcado perfectamente el pliegue inguinal de los atletas, de los ciudadanos libres. Ha empezado su entrenamiento.
Arno Breker, El ganador (1939)
Frasiclea porta el loto cerrado en su mano izquierda, mientras que con donaire agarra un pliegue de su vestido, tachonado de rosetas, estrellas y esvásticas.
Lleva diadema, el pelo rizado, tirabuzones, collar, pulsera y pendientes. Su nariz respingona se distingue de la de sus compañeras del Museo, esa nariz helénica, marca de la casa. La suya es mucho más naturalista, por eso la estatua tiene nombre, el de la muchacha real.
También se advierte en ella la policromía. Esta existía, insisten los arqueólogos. El blanquísimo mármol de Paros y también el del Pentélico se revestía de policromía, de colores chillones. En nuestro imaginario estético, las estatuas griegas son blancas y puras. Al parecer no todas. Esta es una reconstrucción ideal de la koré de Merenda policromada.
Creo que la koré de Merenda se ha escapado del Hades y ya no va a volver. Si el loto se ha abierto y se ha convertido en fruto, se lo habrá comido, dulcísimo, y le habrá pasado como a los compañeros de Odiseo en la isla de los Lotófagos: la fruta era tan deliciosa que los que la comían se olvidaban de volver a casa y querían quedarse allí para siempre. El trigo de Zeus produce esos efectos.
Así, Frasiclea nos recuerda que existe la LONGEVIDAD y la FERTILIDAD. Sus esvásticas dextrógiras dan vueltas sin parar expresando el continuum de la vida, las flores de su chitón, abiertas y perladas de rocío y las estrellas nos abren una perspectiva de OPTIMISMO y VITALIDAD. Desde luego resplandece anaranjada y con media sonrisa: ha regresado de la muerte, a pesar de las llamadas de su madre Deméter.
MARTHA WAINWRIGHT
Proserpina
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Entonces ¿la flor de loto de Frasiclea se corresponde con el fruto de loto de los lotófagos de la Odisea?. ¡No tenía ni idea!. De hecho, tampoco conocía esa especie de kaki europeo. Gracias por la información: eres una especie de enciclopedia británica cibernética!
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Por lo que he leído sí. El loto ese blanquito de agua es una especie oriental.
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