ESTABAN EN EL AJO
Foto Javier Rodríguez (abril 2020)
Si alguno con impía mano ha cortado
la garganta senil de su padre,
que coma ajo, más dañino que la cicuta.
¡Oh, qué duras son las tripas de los segadores!.
¿Qué veneno es este que rabia en mis entretelas?
¿Acaso sangre de víbora cocida con hierbas
sin que yo me enterara? ¿O es que la bruja
Canidia preparó este asqueroso festín?
Cuando Medea quedó prendada de entre todos
los Argonautas de su espléndido jefe,
untó con él a Jasón para que les pusiese
a los toros el yugo que no conocían;
para vengarse de su rival, le empapó con él
el regalo y huyó de allí en un dragón alado.
Nunca de las estrellas un calor tan ardiente
se posó en la sedienta Apulia,
ni regalo más abrasador incendió
los hombros del poderoso Hércules.
Pero si alguna vez, burlón Mecenas,
tuvieses ganas de algo así,
que tu chica rechace con su mano tus besos,
y se acueste en la otra punta de la cama.
(Horacio, Épodo III)
Traducción Maite Jiménez (abril 2020)
Fotografía de Giacomo Cosua, NurPhoto/Getty
El Carnaval de Venecia recrea las máscaras de los médicos de la peste negra, la pandemia más terrible de todos los tiempos.
Las máscaras tenían por objeto proteger del μίασμα, la contaminación de la tierra y de las aguas, causa de muchas enfermedades.
Cuenta la leyenda que, durante una epidemia de peste bubónica en Marsella, un grupo de ladrones, aprovechando la desgraciada coyuntura, empezaron a robar cadáveres y a desvalijar las casas de fallecidos y enfermos, pero curiosamente los bandidos no contraían la enfermedad.
La clave de su inmunidad parecía estar en sus mascarillas, en las que habían metido una esponja empapada en vinagre y AJO.
El AJO actúa como repelente de muchos insectos, porque camufla muchos olores corporales de los humanos, además de ser un potente antibacteriano.
Muy probablemente las pulgas que transmitían la peste no se acercaron a los saqueadores debido a su «hedor».
Plantas de ajo dentro de una inicial A en el Régime du Corps de Aldobrandino da Siena.
Así lo explicó Plinio, que recoge 61 remedios atribuídos al AJO. Lo declara antídoto contra las picaduras de las musarañas, las mordeduras de los perros y de las serpientes, y lo que es muy interesante: es un antídoto contra ciertos venenos.
El ajo tiene un gran poder y es muy útil para los cambios de aguas y de residencia. Espanta a las serpientes y a los escorpiones con su olor y, como muchos nos han transmitido, a todos los animales.
NH, 20, 50
El médico HIPÓCRATES indica sus beneficios y perjuicios:
El ajo produce gases, calor alrededor del tórax, pesadez en la cabeza y náuseas, y si hubiese algún otro dolor habitual lo agudizaría. En cambio, es diurético, y esto es bueno. Es excelente tomarlo si se va a salir a beber o si se está ya borracho.
(Sobre la dieta, ap. 45)
Foto Javier Rodríguez (abril 2020)
Los romanos consideraban el AJO más un medicamento que un condimento.
Apicio solo recoge tres recetas con ajo, incluyéndolo en las ostras hervidas, para cocinar el hígado, y en el pescado al vino.
Puede que el gastrónomo romano registre en su De re coquinaria el primer alioli, su célebre ALLIATUM:
Una salsa reina romana que tiene como protagonista al ajo es el conocido MORETUM, salsa de ajo enriquecida con hierbas aromáticas, con aceite de oliva, queso, vinagre y sal, que como su propio nombre indica, ha de hacerse en el mortero, según se cuenta el Appendix Vergiliana, y forma parte del desayuno del bucólico habitante de la Arcadia.
San Isidoro de Sevilla dice que se llama ALIUM porque huele:
Alium dictum quod oleat.
(Etym. XVII, 10, 14)
Cosechando ajos (Tacuinum sanitatis, s.XV) BNF Lat. 9333, fol. 23.
En los llamados Trucos de Demócrito (Paignia), se recogen recetas fáciles para solucionar problemas comunes. Sobre el olor del ajo, dice:
Si quieres comer ajo y no oler, cuece raíces de remolacha y cómetelas.
Papiro 121 (The British Library)
Se dice que en la Tumba de Tutankamon se encontraron seis cabezas de ajos enteras, probablemente para ahuyentar los malos espíritus.
Cuando el historiador viajero HERÓDOTO visitó la Gran Pirámide de Keops, le contaron lo siguiente:
Y está indicado en la pirámide, en escritura egipcia, lo que se gastó en rábanos, cebollas y ajos para los trabajadores; y si no recuerdo mal lo que dijo el intérprete que me leía la inscripción, la suma se eleva a mil seiscientos talentos de plata.
(Hist. II, 125, 6-10)
Han sido las mujeres las grandes conocedoras de la agricultura, de los frutos, de cómo cocinarlos, de sus propiedades sanadoras, porque su papel fue el de procrear, alimentar y cuidar. Por eso las grandes hechiceras, magas o brujas fueron féminas.
Como dice el tío Ben a Peter Parker-Spiderman:
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad
Puede que el AJO esté muy cerca de ser la TRIACA, casi la PANACEA.
Si es verdad que el AJO tiene propiedades mágicas y que ahuyenta no solo los miasmas, sino también es capaz de neutralizar los hechizos, puede ser verosímil que la HIERBA MOLY, que regaló Hermes a Odiseo para que Circe no hiciera con él lo que con el resto de sus compañeros, fuese un AJO.
Cuando así hubo dicho, el Argicida me dió el remedio, arrancando una planta cuya naturaleza me enseñó. Tenía negra la raíz y era blanca como la leche su flor, llámanla moly los dioses, y es muy difícil de arrancar para un mortal; pero las deidades lo pueden todo.
(Odisea, X, 302ss. Traducción Luis Segalá)
John William Waterhouse
Si hablamos de hechicerías, una de las magas más sobresalientes de todos los tiempos fue MEDEA.
Al parecer, untó a Jasón con ajo para que consiguiese uncir a los toros de Eetes de pezuñas de bronce y aliento de fuego.
Edwin Alverio (2011)
Pero MEDEA siempre tiene una cara oscura. Todos esos poderes suyos también los utilizó para deshacerse de su rival Creúsa. Con el mismo filtro mágico de AJOS con el que ayudó a Jasón, empapó un manto para la princesa corintia, igual que Deyanira con Hércules en aquel incidente de la túnica de Neso.
Después de perpetrar esta fechoría, se marchó volando en un carro de serpientes aladas, o puede que en un DRAGÓN, como nos ha contado Horacio.
En estos días de confinamiento y de distancia social, y puesto que no vamos a ser marginados por nuestro mal olor, qué mejor manera de empezar el día que con el
DESAYUNO DEL PASTOR
Tostadas con ajo y aceite de oliva
-Pedro, bien te quiero,
maguera vaquero.
Has tan bien baylado,
corrido y luchado,
que m’ has namorado,
y de amores muero.
-Alafé, nuestr’ama,
ya suena mi fama,
y aún pues, en la cama
soy muy más artero.
-No sé qué te diga.
Tu amor me fatiga;
tenme por amiga,
sé mi compañero.
-Soy en todo presto,
mañoso y dispuesto,
y en ver vuestro gesto
mucho más me esmero.
-Quiero que me quieras,
pues por mí te esmeras.
Tengamos de veras
amor verdadero.
-Nuestr’ama señora,
yo nací en buen ora.
Ya soy desde agora
vuestro por entero.
¿He entendido bien a Hipócrates? ¿Meter ajos en el gin-tonic?
Para el distanciamiento social cuando empecemos a des-escalar (¡perdón por el palabro!) es perfecto. Bastará con dar los buenos días y el interpelado se alejará los 2 metros reglamentarios (o 4, que ya no sé en qué quedó la cosa)
Firme partidaria de los ajos. Todos, todos los años los planto en la huerta.
bss y ánimo
y gracias por todas estas cosas
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Muchas gracias, Cris. Para mi es un placer secreto desayunar tostadas de ajo y aceite, que solo puedo hacer cuando sé que no voy a salir. Besos para repartir.
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Muchas gracias, queridos amigos.
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Muchas gracias por permitirme ser bibliografía. Bueno, bueno….el ajo y el rosal enfermo. Usos innumerables del humilde ajo. Un beso.
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