TODO CAMBIA, NADA DESAPARECE

TODO CAMBIA, NADA DESAPARECE

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Omnia mutantur, nihil interit

(Ovidio, Metamorfosis, XV, 165)

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Pablo Picasso ilustra Las Metamorfosis de Ovidio para el editor Albert Skira en 1931. El inicio de cada libro lo encabeza un aguafuerte con un dibujo de trazos puros y con intención puramente decorativa. Dentro del texto se incorporan dibujos con el transfondo mítico de Ovidio, aunque no las METAMORFOSIS en sí, porque el interés del artista no era tanto lo divino, sino lo esencialmente HUMANO.

albert-skira-y-pablo-picasso-1973-antes-de-la-muerte-de-ambosAlbert Skira y Pablo Picasso en 1973 antes de la muerte de ambos ese año.

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 LIBRO I: Deucalión y Pirra crean un nuevo género humano (vv.313-414)

Ahora bien, todo lo que en aquellas piedras había de húmedo o tenía algún jugo o era de tierra se convirtió en carne para formar el cuerpo; lo que había de sólido y que no podía doblarse se transformó en huesos; y así en breve espacio, por voluntad de los dioses, los pedruscos lanzados por las manos del hombre cobraron aspecto de hombres, mientras la mujer fue recreada por las que la mujer arrojaba. Por eso somos una raza dura, que soporta penalidades y exhibimos pruebas de cuál es el principio de que nacimos.

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LIBRO II: Faetón se precipita con el carro del Sol (vv. 1-400)

Faetón, con los rubios cabellos devastados por las llamas, cae dando vueltas hacia el abismo y describe en el aire un largo trazo, del mismo modo que a veces una estrella, aunque no llega a caer, puede parecer que ha caído del cielo sereno.

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LIBRO III: El amor de Júpiter y Semele (vv. 253-315)

Con la misma forma que tú tienes cuando te abraza la Saturnia al entregaros a la amorosa alianza, así quiero que te des a mi.

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LIBRO IV: Las hijas de Minias se niegan a reconocer a Baco (vv. 1-388)

Las Isménides te piden que las asistas misericordioso y benigno, y cumplen los ritos conforme a lo ordenado; sólo las hijas de Minias permanecen en sus casas, perturbando la fiesta con inoportunos trabajos de Minerva: o tiran de la lana, o hacen dar vueltas a las hebras con el pulgar, o no se apartan del telar y empujan a las sirvientas a las tareas.

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LIBRO V: Combate por Andrómeda entre Perseo y Fineo (vv. 1-235)

Bodas de Perseo y Andrómada. Combate. Perseo lleva a Medusa al rincón donde se oculta Fineo después de ser vencido.
Intentaba  aun entonces apartar su mirada, cuando su cuello se quedó rígido y la humedad de sus ojos se endureció transformándose en piedra. Pero su gesto cobarde, su cara suplicante, sus manos sumisas y su actitud servil subsistieron en el mármol.

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LIBRO VI: Lucha entre Tereo y su cuñada Filomela

No de otro modo se encendió Tereo al ver a la joven, que cuando se enciende fuego debajo de espigas que blanquean o se quema hojarasca y hierba que estaba almacenada en los heniles. Verdaderamente lo merecía la figura de Filomela, pero a Tereo le espolea también su lujuria innata, y la población de aquellas regiones es propensa al amor…

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LIBRO VII: Céfalo y Procris (vv. 661-865)

Brisa, ven, confórtame y entra en mi regazo, deliciosa, y ten la gentileza de aliviar, como sueles hacerlo, los ardores que me tuestan.

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LIBRO VIII: Meleagro y el jabalí de Calidón (vv. 271-431)

Y en el acto, mientras la fiera se enfurece, mientras hace girar en redondo a su propio cuerpo y arroja rugiente espuma acompañada por primera vez de sangre, el autor de la herida se aproxima, hostiga a su enemigo provocando su rabia, y le hunde limpiamente en los hombros el venablo refulgente.

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LIBRO IX: Hércules y el centauro Neso (vv. 98-133)

A ti te digo, Neso biforme. Escúchame y no te apoderes de lo que es mío. Si no tienes respeto alguno hacia mí, al menos la rueda de tu padre debería mantenerte alejado de uniones prohibidas. Pero no escaparás (…) y una flecha disparada atraviesa el lomo fugitivo (…) y Neso (…) entrega a la raptada como obsequio una prenda empapada en la caliente sangre, dándole a entender que es un estímulo para el amor.

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LIBRO X: Eurídice mordida por una serpiente (1-77)

(…) la recién casada, durante un paseo en el que iba acompañada por un tropel de Náyades, sucumbió de la mordedura de una serpiente en un tobillo. La lloró mucho el artista rodopeo en los aires de arriba, tras de lo cual, para no dejar de probar también con las sombras, se atrevió a descender a la Estige (…)

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LIBRO XI: Muerte de Orfeo (vv. 1-66)

Las sacrílegas le dan muerte, y por aquella boca, oh Júpiter, que las rocas habían escuchado y comprendido los sentidos de las fieras, su alma expira y se aleja hacia los aires.

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LIBRO XII: Néstor cuenta sobre la Guerra de Troya (1-209)

Aunque me lo estorba la remota antigüedad del suceso y se me escapan ya muchas de las cosas que contemplé en mis primeros años, sin embargo son más las que recuerdo, y no hay cosa que esté más firmemente fija en mi mente entre tantos hechos de guerra y de paz (…)

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LIBRO XIII: Polixena decapitada por Neoptólemo en la tumba de Aquiles  (vv. 400-574)

El pueblo no puede contener las lágrimas que ella contenía; también el mismo sacerdote, llorando y contra su voluntad rompió, haciendo penetrar el hierro, el pecho que se le ofrecía. Ella, desplomándose sobre la tierra al fallarle las piernas, conservó sereno el semblante hasta los últimos momentos de su tránsito, y aun entonces tuvo el cuidado de cubrir las partes que debían estar ocultas, cuando caía, y de mantener el decoro de su casto pudor.

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LIBRO XIV: Vertumno persigue a Pomona (vv. 609-698)

Pero si este tronco se alzara soltero y sin la hembra, nada tendría, a no ser las hojas, por lo que se le apreciase, y también esta vid que se le ha emparejado descansa en el olmo; si no estuviera casada yacería caída por la tierra; tú sin embargo no eres sensible al ejemplo de este árbol, evitas compartir tu lecho y no te interesas por unirte a nadie. ¡Y ojalá quisieras!

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LIBRO XV: Numa sigue las enseñanzas de Pitágoras (vv. 60-478)

Todo cambia, nada desaparece: 
el espíritu va errante y pasa de allí para acá y de aquí para allá ocupando cualesquiera miembros, y de los animales se translada a los cuerpos humanos y a los animales el que era nuestro, y no perece en edad alguna, y como la cera adopta dócilmente las nuevas marcas que se le imponen, y no permanece como antes era ni conserva las mismas formas, pero aun así ella sigue siendo la misma, así os enseño que el alma es siempre la misma pero emigra a diferentes apariencias.

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IMÁGENES: The National Gallery of Australia
TEXTO: Ovidio, Metamorfosis (Traducción de Antonio R. de Elvira-CSIC Madrid 1992)
Selección de textos: Maite Jiménez

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 Benjamin Britten, Six Metamorphoses after Ovid  Oboe solo, op. 49

Acerca de Maite Jiménez Pérez

Profesora de Latín y Griego. Traductora.
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5 respuestas a TODO CAMBIA, NADA DESAPARECE

  1. Tienes mucha razón todo cambia. Lo que no cambia son tus entradas que cada vez nos hinchan de conocimiento. Nada desaparece, ojalá tú tampoco lo hagas nunca. Besos.

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  2. rilkerainer dijo:

    El título del artículo, perfecto. Maravilloso‼ Muchas gracias. Un abrazo desde la distancia.
    «Salvaje es lo más parecido a libre.»
    «Natus est maxima liberavit»

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